Los cofrades
solemos quejarnos –entre otras cosas- de la cobertura mediática que se da de la
actividad que nos tiene ocupados durante cuatrocientos días al año, los
cuarenta días del mes. En Málaga, al menos. Cuando tenemos cantidad miramos con
lupa la calidad y, a pesar de esta, con frecuencia echamos en falta mayor
regularidad. Nada nuevo. Si algo caracteriza a esta ciudad, con
responsabilidades varias y perfectamente identificadas, es que existe una clara
descompensación en la apuesta informativa que, creemos algunos, merece la vida
cofrade de Málaga. Y, en este sentido, ni la crisis ni el dinero son los
culpables. La cruceta está mal hecha.
Así, frente a
la prensa local y varios medios independientes, con algún espacio televisivo y
un par de programas de radio, la verdadera implicación llega cuando llega, en
la temporada alta. Cuestión aparte es qué información se hace y quién se
encarga de ella, pero eso es otra historia. La cuestión es que esto se queda
corto y, pese a lo odioso de las comparaciones, no cabe sino mirar a otros
lugares y ver cómo se vuelcan los medios –a nivel autonómico y local, públicos
y privados- con las hermandades. Y, si dicha lógica la aplicamos a una ciudad
como Málaga, con un colectivo tan extenso y activo como el nuestro, llegamos a
la conclusión de que las cuentas no salen.
Por ello,
además de los espacios cuyo tratamiento parece cuestionable por falta de
formación, entre otras cosas, seguimos con medios que sólo se preocupan por
cumplir el expediente, por no hablar de formatos trasnochados y un
anquilosamiento a veces preocupante. Y no será porque en Málaga no hay clarísimos referentes de información cofrade bordada, en oro fino. Por otro lado, encontramos a las
principales marginadas de la agenda informativa: las glorias, tiempo de
barbecho. Todo ello, insisto, con excepciones que, gracias a Dios, nos salvan
de una sequía grave y nos enriquecen. Pero, si existe una asignatura pendiente
en este panorama es, sin duda, la cobertura de los hechos extraordinarios.
No hablo ya
de la emisión en directo –por radio y televisión- del Corpus o de la procesión
de la Patrona, como citas que deberían ser un verdadero acontecimiento en el conjunto de la Diócesis, trascendiendo mucho más allá de lo cofrade. Cosa que
contribuiría, además, a su necesaria promoción y respaldo, pero esto merece
algunos párrafos más y, ni está, ni se lo espera. Lástima. A donde quería yo
llegar es a la próxima salida extraordinaria de la Esperanza, por su
aniversario de coronación. Va a ser uno de los acontecimientos del año en
Málaga y ¿lo cubrirá en directo la televisión local? ¿Se podrá seguir a través
de Internet? Queda mucho por hacer y hay esquemas que deben mutar,
urgentemente, materializándose en un nítido espejo mediático que refleje esta
porción de la vida religiosa y cultural de la ciudad.