Foto: Pablo Cobos - cosodelamalagueta.com
Sí se
puede. Mirar al futuro de nuestra Malagueta parece hoy un poco más
esperanzador, tras echar el cierre a una feria con síntomas de recuperación;
una bocanada de aire que invita a creer que sí podemos volver a crecer. Tras
una larga etapa de decadencia taurina en la ciudad, con el puyazo que supuso a
Málaga ascender a primera categoría, después de varios años de destaurinización tras el reventón de la
burbuja de José Tomás y la mala gestión de las últimas empresas, sobre todo con
el bajonazo de los Chopera el pasado año, Cutiño ha dado un notable giro fijando un rumbo y un criterio a seguir. Y, aunque la feria se ha saldado
justita, sin aluviones de público –aunque con una entrada aceptable- y con la
mala pata de las bajas de Morante, Jiménez Fortes y Manzanares, sí ha tenido un
buen resultado artístico. Porque ha habido toro, ha embestido y hemos tenido
espectáculo. ¿Casualidad? No lo creo.
Sí se
puede, con un pliego nuevo. Está claro. Pero no todo queda ahí, pues de nada
hubiese servido sin un trabajo previo a la apertura de taquilla y al primer
paseíllo del Certamen. La comunicación permanente, la promoción y la difusión
que ha hecho la empresa han sido notorias, junto al empeño por dar una nueva
imagen de La Malagueta, cuidada en todos sus detalles. Ya sólo falta que
vuelvan las guirnaldas y que se dignifique el aspecto del paupérrimo palco.
Pero, estética aparte, lo importante es que se ha devuelto vida a la plaza, atrayendo
al público por la mañana y, además, cuidando al aficionado en la taquilla, en
trato y bajada de precios. Un movimiento previo y durante la feria que es necesario
mantener e intensificar si queremos que esto funcione, con la colaboración de
la afición y los medios.
Sí se
puede, aun sin José Tomás. Una feria de probatura –cocinada en tiempo récord-,
una toma de contacto que ha dejado buena nota a José Cutiño de qué necesita
Málaga. Un ciclo inteligente, aportando variedad y el reclamo de las figuras en
la mitad de las corridas de a pie. Una novillada que dio buen resultado y el
cartel estrella del rejoneo. Pero la novedad del ‘desafío ganadero’ se ha llevado la
peor parte, por el petardo de Fuente Ymbro y, quizás, por una terna híbrida que
no tuvo incentivo para el público. De lo que no cabe la menor duda es que los victorinos cobrarán ambiente el año que
viene, tras haber protagonizado ‘la corrida’ de la Feria, sin duda alguna. Feria
accidentada con bajas importantísimas que, salvo en el caso de Ferrera –para
servidor, triunfador de la Feria- se solventaron de malas maneras; esto es, con
‘El Cid’ y ‘Finito de Córdoba’, toreros de imagen agotada y cuyos toros bien
podrían haberse ofrecido a matadores en ascenso necesitados de oportunidades,
caso de David Galván, a quien sí se llamó con buen criterio. Sin duda, la nota
negativa de la Feria junto al no sorteo de los toros del pasado miércoles.
Sí se
puede, en definitiva, con trabajo e ilusión. Y sin la ambición de llenarse los
bolsillos a corto plazo, doliéndole a uno lo que tiene entre manos. Esta parece
que es la carta de presentación de José Cutiño y su equipo, del que, visto lo
visto, se puede esperar mucho más. Ahora, tienen tiempo por delante para
analizarlo todo y consultar a la afición, que nunca viene mal. Seguramente, más
de uno pedirá la de Victorino para 2014. Todo el mundo preguntará por José
Tomás para Semana Santa. Se hablará de Ferrera y de Castaño, entre otros.
Seguramente, alguno habrá echado de menos a Javier Conde –servidor no- y se
exigirá una vuelta de tuerca más, en aras de una feria más rematada y sin flecos
sueltos. Pero, en cualquier caso, esperamos con amplias expectativas que
lleguen los próximos festejos y comprobar el rumbo tomado por la empresa, que
tiene en sus manos dar esplendor a nuestra plaza, recuperar y crear afición en
torno a La Malagueta, como en los buenos tiempos. Ojalá, suerte.
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